lunes, 19 de enero de 2009

Semana 2: Oscar Salas

Después de vivir la experiencia más vergonzosa del planeta a mis 11 años (claro que no tanto como la de Laura), tuve la frescura y atrevimiento de salir con otro chico al siguiente año. Bien valiente yo no?

Tenía mis doce años recién cumpliditos y como les conté antes, encontré mi hobbie. Todos los días de mis vacaciones iba a las maquinitas de dance dance revolution y me divertía como una loca. Terminé hecha toda una experta.

Había otro chico en los scouts que me llamaba mucho la atención. Su nombre en este relato será Ernesto, y a pesar de que la vida ya me había tratado mal antes con José Carlos, esta se había propuesto no darme un maldito descanso. Así que tuve que conformarme con una interesante aventura amorosa unilateral.

Un día en que esperaba a Ernesto para encontrarnos en un centro de video juegos vi a un chico que me pareció muy simpático. No sabía por qué, pero simplemente me atrajo. Estaba justo en la máquina de baile que a mi me encantaba. No esperé más y en un segundo ya estaba trepada en la máquina. Le pregunté si quería jugar conmigo porque en esas épocas yo era principiante y él era todo un experto. Me dijo que sí y empezamos a jugar. El resto fue muy fácil, la conversación fluía. Lo curioso era que lo veía por todos lados, creo que inconcientemente ambos rondábamos cerca del lugar para ver si algún día la suerte nos llegaba y nos encontrábamos el uno al otro.

Oscar era el típico chico problema, siempre peleando con la familia, faltando a la escuela, perdiendo la vida. Era de entender, su madre lo trajo al mundo a los 16 años con falta de madurez y poco dinero en los bolsillos. Estudiaba en un colegio estatal, el cual prefería evitar y vivía en unas peligrosas calles, las cuales prefería no pisar. Un poco sorprendente saber que a pesar del entorno, Oscar no había adquirido las mañas de la calle, no iba robando, ni peleando ni consumiendo drogas, o al menos eso era lo que yo creía.

Al enterarse mi madre de esto puso grito al cielo, como era de esperarse, y trato de impedir lo que estaba sucediendo. Lamentablemente, era muy tarde, yo ya estaba encaprichada y a los ojos de una mujer encaprichada no existen más verdades que las que se quieren ver. Era la primera vez que disfrutaba una buena conversación caminando a través de calles oscurecidas por las altas horas de un anochecer de verano; era el simple placer de conversar y sonreír.

Estuve muchos días castigada y tuve muchas noches de escapadas. No terminaba un castigo y ya empezaba el siguiente, y a pesar de todo me gustaba, adoraba la adrenalina, los nervios, la locura. Recuerdo que conocí muchos sitios peligrosos, hasta nos persiguieron unos pandilleros que resultaron ser amigos de Oscar… Yo vivía la emoción día a día y al final creo que eso era lo que nos mantenía juntos.

Pelee con todo mi entorno, mi familia y mis amigos. Fue la primera cachetada, el primer correazo y la primera vez en que mis amigos que no parecían haber madurado me acorralaron y me dijeron unas cuantas verdades de frente. Lloré bastante, y cuando hubo llegado el momento correcto la relación terminó. Volví a tener la misma relación con mi familia y hasta el día de hoy conservo a mis amigos, quienes en todo este tiempo han sido lo único constante en mi vida. Siempre bromeaban conmigo. Cada vez que pasábamos por algún lugar peligroso decían que no había problema, pues estaban conmigo y yo conocía a todos los pirañas. Hasta hoy ellos siguen evitando esos caminos y yo… adoro tomarlos. Me trae recuerdos de cómo me encantaba saborear la vida.

REFLEXION: Con respecto al amor prohibido y a las madres tratando de prevenir desastres: Siempre es bueno dar oportunidad a las hijas de aprender sus propias lecciones, dejarlas vivir. Lo triste es que también hay lecciones que una madre jamás soportará ver a sus hijas aprender, porque sí, hay lecciones muy duras y que dejan huellas para toda la vida. Yo tuve la suerte de aprender bien la lección y sin sufrir terribles consecuencias.

Para esta semana recomiendo dos películas: Diario de una pasión (The notebook) y La joven Jane Austen (Becoming Jane). Ambas tratan de amores prohibidos con diferentes finales: uno romántico y uno realista. Espero que las disfruten.



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